jueves, 5 de julio de 2012

Ann Rutherford


El pasado mes de junio fallecía la que, por poco —culpa de Louis B. Mayer— no participa en el sueño de su vida, la adaptación al cine de Lo que el viento se llevó, y su nombre se hubiera quedado perdido entre los miles de intérpretes de la edad dorada de Hollywood. Pero Ann Rutherford —que falleció el pasado lunes, a los 94 años, en su casa de Beverly Hills— no se dejó vencer por Mayer, entonces presidente de MGM, la major con la que tenía contrato, y logró encarnar a Caroline Irene, Carreen, la hermana pequeña de Escarlata. Mayer se negaba porque pensaba q ue era un papel sin chicha, Rutherford lloró delante de él y ablandó el corazón del correoso magnate: “Aquel papel sin chicha convirtió mis años dorados en platino”.

Ann Rutherford nació en Vancouver (Canadá) en 1917 — no fue ciudadana estadounidense hasta 1953—, hija de una actriz de cine mudo y de un extenor, su infancia la pasó en San Francisco y su adolescencia en Los Ángeles. Allí descubrió el mundo de la radio y empezó a actuar en series, tras falsificar su currículo y espoleada por un profesor de inglés, que la criticó asegurando que no haría nada en la vida.

Con 18 años pasó a la gran pantalla y debutó en 1935 con Waterfront lady: hablamos de una actriz que a mediados de los años cincuenta había actuado en más de sesenta películas. Apareció en westerns de Gene Autry (“Fui la primera y única mujer a la que besó Autry, que dedicaba siempre su amor a los caballos”) y John Wayne, y dos años más tarde, en 1937, Rutherford firma en MGM y entra en la saga de filmes de Andy Hardy, protagonizada por Mickey Rooney, como su novia, Polly Benedict, lo que le dio trabajo durante un lustro. En 1939 le llega la oportunidad de Lo que el viento se llevó, libro que la actriz adoraba. A Mayer le tenía tomada la medida: logró, por ejemplo, un incremento de sueldo. Mayer, como era su norma, se lo negó de primeras. Rutherford le enseñó el paupérrimo estado de su cuenta bancaria, le dijo que necesitaba el dinero para comprarle una casa a su madre y obtuvo su aumento.

En 1942, tras casarse, decidió abandonar MGM. aunque bajó el ritmo de trabajo, aún participó en películas como La vida secreta de Walter Mitty (1947) y El burlador de Castilla (1948). En 1953 se divorció de su primer marido y se casó con William Dozier, el productor de la serie de televisión de Batman. Se retiró en 1976.

Rutherford participó en múltiples homenajes a Lo que el viento se llevó. De aquel reparto solo queda viva, hoy, Olivia de Havilland, con 95 años.

sábado, 24 de marzo de 2012

Frases célebres

"A pesar de ti, de mi y del mundo que se desquebraja, yo te amo "


"No, no te voy a besar, aunque lo necesitas mucho. Ese es tu problema. Deberías ser besada más a menudo, y por alguien que sepa como hacerlo."


"Sí, tienes mucha razón. No estoy más enamorado de ti que tu de mí. Dios proteja al que realmente se enamore de ti. "

 "...nada importa que tú no me quieras. Eres una mujer que envía un soldado a la muerte con un bello recuerdo. Scarlett, bésame"

 "-No me dejes Rhett, yo te amo!
-Ésa es tu desgracia ahora...
-Pero...¿ que voy a hacer sin ti, a donde iré...?
-Francamente, querida, me importa un bledo . "

La novela de Margaret Mitchell

El análisis social, lingüístico y pragmático de "Gone with the Wind" logra desentrañar las relaciones sociales entre los principales personajes de la novela. El uso de la lengua se refleja la identidad del personaje, su extracción social, sus fines y objetivos y lo que pretende mediante la estrategia que utiliza con quien conversa; sea altanera, cercana, distante, franca, aduladora, conquistadora o receptiva. Es la condensación social en el vocabulario y en las estructuras retóricas que utilizan los personajes. Es llegar a la
posibilidad de medir el ser y el estar.

Llo que hace la novela de Margaret Mitchell, es presentarnos una conclusión no sólo valiosa sino indispensable para una comprensión íntegra: substanciar en el tratamiento y en la cortesía sentimientos, deferencias, posturas y deseos que, con un análisis literario puro, puede que deduzcamos o adivinemos, pero que son difíciles de demostrar y recoger.

La relación

La relación entre Scarlett O’Hara y los principales personajes de la novela (Rhett Butler, Melanie Wilkes, Ashley Wilkes) y entre Rhett Butler y Melanie Wilkes, utiliza un mismo patrón de análisis cifrado en tres puntos: evolución de la relación entre personajes; uso de las formas de tratamiento y uso de las estrategias de cortesía.

El resultado es la relación social que se establece entre los personajes; la naturaleza de la misma, cómo discurre y evoluciona.

Con este enfoque la autora sustancia cómo se materializa en el uso de la lengua clase social, dominio, poder, fortaleza, abuso, igualdad, superioridad, sumisión.... Aspectos que ofrecen una radiografía clara y nítida de la relación que se mantiene entre los dos personajes.

Rhett Butler

Varias son las generaciones que han visto, y vuelto a ver, lo que el doblaje nos ha presentado en español bajo el nombre de Lo que el viento se llevó. Pocos –cierto es–, son los que identifican película-novela-autora. Como fenómeno social es casi lo de menos. Esta película/novela, y seguro que por este orden, pertenece a lo cotidiano de nuestras vidas.

Desde el punto de vista literario, varios personajes han cobrado vida propia. Viven en la mente de todos. Ese asociacionismo de filmografía-literatura-costumbres resulta ser un fenómeno no muchas veces repetido a lo largo de la historia reciente. ¡Y qué decir de la música que acompaña a los sucesos! Es un hecho que, de una forma o de otra, todos tenemos un momento de nuestras vidas vinculado, sobre todo, a la película. Por lo tanto,
la elección de la novela para realizar un estudio de las formas de tratamiento y de la cortesía es absolutamente apropiada, por ser Rhett Butler, ante todo y pese a todo, un caballero del Sur.

jueves, 18 de agosto de 2011

Anna Karenina



La cuarta adaptación al cine de la novela "Anna Karenina" (1887), de Leon Tolstoy, fué realizada por Julien Duvivier. Se rodó en los Shepperton Studios (RU). Producida por Alexander Korda, para su compañía London Films, se estrenó el 22-I-1948 (RU).La acción tiene lugar en San Petersburgo, Moscú y Venecia, en tono a 1875. Alexei Karenin (Ralph Richardson), militar dedicado a la política, frío, intransigente, vanidoso, obsesionado por su reputación, mantiene una relación distante y descuidada con su esposa, Anna (Vivien Leigh) y el hijo de ambos, Segei. El coronel Vronsky (Kieron Moore), apuesto y apasionado, se enamora a primera vista de Anna, cuando la conoce casualmente en la estación ferroviaria de Moscú. Ella se siente atraída por él y se enamora contra voluntad, mientras baila con Vronsky una mazurca en una fiesta de sociedad en Moscú. Cuando ella regresa a su casa de San Petersburgo, Vronsky pide el traslado de destino para estar cerca de ella.La película contiene un fuerte componente de crítica de la sociedad aristocrática rusa de finales del XIX y, por extensión, de la inglesa de mediados del XX. Denuncia la doble vara de medir que emplea para juzgar el adulterio del hombre y de la mujer. Mientras él es admitido sin reservas en todos los círculos sociales, ella es excluida de modo inmisericorde de los mismos. Parte de la famila adopta frente ella posiciones de exclusión, de indiferencia o de olvido, que no aplica a Vronsky. La madre de Vronsky (Helen Haye) se afana en bucar novia para el hijo y le presiona para que contraiga matrimonio y abandone a Anna. Los personajes que pueblan la alta sociedad rusa son en general vacíos, fatuos, mediocres y vanos. Practican la hipocresía y se rigen por principios de una inquietante doble moral. Aplican, además, convenciones sociales contrarias a los sentimientos humanos. Anna y Vronsky no viven el mismo drama. Éste afecta, sobre todo, de manera hiriente y perturbadora a Anna, alejada de su hijo, echada de su casa por el marido, incapaz de conseguir el divorcio por la obtusa negativa de Karenin, imposibilitada de regularizar su relación con Vronsky y abandonada por todos, incluso por su amante, que cada vez le presta menos atención y le dedica menos tiempo. Anna transita de la depresión a la desmoralización y de ésta a la desesperación, en un proceso que el film desarrolla con cierta oscuridad, vaivenes y embarullamiento.La música, de Constant Lambert, refurza los tonos dramáticos y los sentimientos de desolación de Anna. La fotografía realza la belleza de Vivien Leigh y subraya la intensidad de su drama interior. El vestuario, de Cecil Barton, es excelente. El guión, de Duvivier y de Jean Anouilh, crea una atmósfera de dramatismo desgarrador, reforzdo por gélidas temperaturas y tempestades de nieve. La dirección se ve desbordada por la magnitud de la empresa y comete errores en la dirección de actores, especialmente visibles en el caso de Vivien Leigh, que no gradúa la progresión de su drama.

Destaca la presencia reiterada del tren como medio de transporte y como juguete de los niños de la casa. Se erige en símbolo del viaje de Anna desde la resignación a la felicidad y desde ésta a la desesperación.Las tres versiones anteriores de la novela son: Fox-1915 de Gordon Edwards, Metro-1927 de Edmund Goulding y Metro-1935 de Clarence Brown.El final es reflexivo, sereno y pausado, a diferencia del de otras versiones. Las imágenes a contraluz elevan la fuerza dramática del mismo.