sábado, 18 de junio de 2011

La tierra no pertenece a nadie



¿Está todo dicho?


Sigámonos quedando absortos en su excelente puesta en escena, ritmo narrativo, interpretaciones y guión, poseedora de dos de los monólogos más famosos de la historia del cine y de varias frases que han pasado al cancionero popular convirtiéndose en frases hechas.


Asombrémonos ante este momento en el que la protagonista lanza esa mítica frase: "A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar, ¡a Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre!"


Hagámoslo ante esta maravillosa fotografía de Ernest Haller y Ray Rennahan


Y, sobre todo, por la inolvidable figura de Vivian Leigh en lo alto de la loma, puño en alto y envuelta por un atardecer rojizo que sirve de marco perfecto para una silueta mil veces vista y mil veces utilizada


Siempre será ésta una escena con una fuerza inusual, siempre recordada, muchas veces imitada, eterno icono del cine.








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